• El mantenimiento del vehículo incluye, entre sus puntos importantes, la sustitución del lubricante. Una tarea imprescindible para que el motor siga funcionando.

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Cambiar el aceite es una de las tareas de mantenimiento fundamentales para cualquier conductor. Olvidarse de hacerlo supone muchas veces enfilar el camino hacia el desguace. Estas son las claves para entender la situación.

La función del aceite

Este elemento resulta fundamental en la rutina del motor. Su misión es lubricarlo y protegerlo, para lo cual crea una película entre las partes móviles que disminuye el desgaste causado por la fricción. También consigue que la temperatura de todo el bloque sea más baja.

¿Qué pasa ni nos olvidamos de él?

Sin entrar todavía en detalles, la consecuencia general de un lubricante en mal estado es que las partes metálicas del motor se desgastan mucho más. Además, la suciedad se va acumulando en el filtro y este termina por taponarse.
Lo más grave, en todo caso, es un aumento desmedido de la temperatura, que puede dañar gravemente el motor.

Una revisión periódica

No se trata de ir al taller, sino de sacar la varilla y comprobar que el nivel del aceite es el adecuado. Si ves que está bajando más de la cuenta, rellénalo, porque las consecuencias de un motor sin aceite son aún más catastróficas que las que ocasiona un aceite viejo. Y si el coche hace miles de kilómetros y el nivel no disminuye, preocúpate también: seguramente esté entrando gasolina al depósito del aceite.
cambiar aceite

¿Y cuándo cambiarlo?

Esto ya depende de lo que indique el manual del fabricante. Allí verás el número de kilómetros máximos que podemos recorrer con el mismo aceite. La horquilla es amplia: entre 5.000 y 30.000 kilómetros. No tienes que ser exacto al milímetro, pero no te excedas más de 5.000 kilómetros. También puedes guiarte por meses, entre tres y 24. Porque en un coche parado el aceite se estropea por culpa de la oxidación.

Por cierto, es imprescindible cambiar el lubricante junto con el filtro: en caso contrario, la operación no sirve de nada y, de hecho, causa muchos problemas.

No vale cualquier aceite

Una vez más, manda el fabricante. Los más usados actualmente son los multigrado, indicados con un código que marca la viscosidad tanto en invierno como en verano: 5W30 o 15W40, por ejemplo. Si necesitamos rellenar el aceite, no importa usar otra marca, pero nunca debemos mezclar viscosidades. Si lo hacemos, el aceite recomendado por el fabricante pierde sus propiedades y no lubrica como debe.

Hábitos de conducción

La vida de este elemento no depende solo del tiempo y de los kilómetros. También influye el uso del vehículo. Los trayectos cortos obligan a cambiar el aceite más a menudo, y lo mismo ocurre si te mueves por lugares con temperaturas extremas. Y si tu coche tiene más de diez años, presta más atención.

5 consecuencias concretas

Las cinco averías más graves que podemos provocar si no respetamos los cambios de aceite y filtro son las siguientes, según nos cuentan en Tallerator:
• Desgaste prematuro del motor
• Ruidos provocados por falta de lubricación del motor: ruidos metálicos, de los taqués y de otras partes metálicas.
• Roturas de casquillos de biela, que necesitan el aceite para disminuir al máximo su rozamiento.
• También, y es un poco más grave, se pueden producir arqueos de levas.
• Y en el peor de los casos, el gripado (rotura) del motor. Esto significa que las partes metálicas rozan tanto que terminan “clavándose” y no permiten el movimiento.
Averías que no son cosa de broma, pues su reparación oscila entre los 1.000 y los 4.000 euros. En los vehículos diésel hay que tener más precaución todavía. En este caso, estos despistes afectan además a los filtros de partículas y a los catalizadores.
FUENTE: https://motor.elpais.com/actualidad/cambiar-el-aceite/